Sucede que a veces,
cuando me cierras los ojos,
veo la ciudad en llamas
y a los mártires colgados
en cada esquina
en cada poste que he orinado.
Cuando estoy a cinco centímetros de ti
y me regalas tu aliento lleno de muerte y activo.
Pienso que las rosas son una estafa
que niñas sin escrúpulos
venden a parejas sin palabras.
Ahora, sentado en la cama
mirando al reloj sin pornografía.
Te espero,
con mi verga en la mano
y una rosa en la boca.
Autor: Francisco Castañeda Rojano
miércoles, 23 de mayo de 2007
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